miércoles, 21 de mayo de 2014

La inspiración como fuente de la creatividad en paisajismo.

Foto de Guillermo Chaves Hernández. 

El paisajista puede crear lugares inspirados, que sirvan como desahogo y el retiro de la vida apremiante y precipitada que caracteriza nuestra sociedad. Lo puede hacer con pocos recursos, apelando al principio de la simplicidad, porque con buen criterio, es la naturaleza la que aporta sus cualidades de manera fecunda. Es uno de los principios de composición que debe dominarse con una buena práctica y una observación profunda y meditada. Se debe dejar ser y lucirse al  máximo protagonista de los espacios abiertos; la vegetación en cualquiera de sus formas, tamaños, colores y texturas. Todos los demás elementos pueden girar en torno a un detalle hermoso proporcionado por un ser vivo, siempre indispensable.  

Pero; ¿puede un paisajista “recibir inspiración” , de una “fuerza externa” como cualquier otro artista?. Pues sí. De hecho en su trabajo cotidiano está en contacto con la mejor fuente para adherirse a una disciplina que integra con regularidad artes y ciencias; los espacios con tierra y los “materiales nobles”, tanto los inertes como los orgánicos.

La palabra inspiración viene del latín compuesto: el prefijo IN indica hacia adentro. El verbo SPIRARE, respirar, soplar, infundir. El sufijo TIO (ción) que indica acción o efecto. Por lo tanto la palabra se usa para referirse a la acción o efecto de introducir aire a los pulmones pero también significa la “iluminación del espíritu” previo a cualquier creación humana.

En la palabra inspiración está implícito etimológicamente el término espíritu, que deriva del latín spiritus y este a la vez proviene del verbo spirare. Es muy probable que su origen esté en una onomatopeya del sonido que se hace al expirar. No es una coincidencia que estas dos palabras, inspiración y espíritu tengan un origen que lleva implícito el hecho de la capacidad de respirar, es el proceso vital que permite la vida. Nacemos con una inspiración y morimos son la última exhalación.

Foto de Guillermo Chaves Hernández. 

Para el cristianismo el término “inspiración” proviene de la palabra griega “qeovpneustos”, “theopneustos”, que significa “aliento de Dios”, “exhalado por Dios”, «respirado fuera por Dios», o “soplo de Dios”. Es el concepto metafórico de "soplo divino".  (Dios sopló la vida en las narices de Adán (Gn. 2:7) y por su soplo también creó los cielos (Sal. 33 :6).) En estos casos el "soplar" a su acción directa de dar vida y manifestar su poder divino en la naturaleza, en los seres humanos y su historia.

El diccionario de la Real Academia Española dice de los significados de inspirar;

•        Atraer el aire exterior a los pulmones. U. t. c. intr.
•        Infundir o hacer nacer en el ánimo o la mente afectos, ideas, designios, etc.
•        Sugerir ideas o temas para la composición de la obra literaria o artística.
•        Dar instrucciones a quienes dirigen o redactan publicaciones periódicas.
•        teol. Dicho de Dios: Iluminar el entendimiento de alguien y mover su voluntad.

En la mitología griega dar soplo de inspiración es un rol que cumplían las Musas. Eran deidades que protegían las ciencias o las artes. Las musas habitaban en el Parnaso junto al dios Apolo y bajaban a la tierra en busca de los hombres y mujeres cuya inspiración han de alimentar. Ellos oyen estas voces y las toman como ideas o pensamientos propios.

En cierta forma ellas lo que están es canalizando “la energía creativa” con la que el ser humano ha hecho sus mejores obras.

Muchos consideramos que la creatividad es casi una experiencia mística con la que podemos experimentar  un  gran éxtasis. Esta experiencia estimulante que llamamos inspiración nos remite a nuestro espíritu. Para movernos en esa dirección es necesario alentar una vida inspirada,  es decir, comprometiéndonos a dejar el estrés y otras presiones para realizar un trabajo que se parece o es “espiritual” y del que queda constancia través de lo que hacemos, aunque esto no debe entenderse que es una práctica religiosa. Es hacer de nuestra profesión un ejercicio de conocimiento profundo de nuestras potencialidades.  Cualquiera puede lograrlo permitiendo que el espíritu creativo mueva sus motivaciones y pensamientos. Se siente como un flujo o un “soplo” que nos pone en sintonía directa con la esencia de nuestro ser.

Foto de Guillermo Chaves Hernández, Junto al Río Savegre, San Gerardo de Dota, Costa Rica. 

Canalizar la energía creativa a través nuestro permite una sensación de plenitud, realización y alegría. La inspiración es una de las fuerzas que elevan el potencial actuando en sinergia con el conocimiento previamente adquirido.

Un paisajista debe animar a que el espíritu creativo lo mueva, ya que practica una disciplina que integra el arte de la composición y las diferentes ciencias que lo complementan. Es un artista que necesita experimentar la felicidad con su trabajo y hacer crecer su pasión para mejorar cada día. Es una práctica que al necesitar una alta dosis de creatividad inspirada, que puede considerarse como la canalización de una fuerza o energía que pareciera ser “externa al proceso”.  Así se siente cuando actuamos como recibiendo un dictado u obedeciendo un mandato. Seguros de lo que hay que hacer.

"El soplo divino" 

La idea ahora es contarles cómo funciona lo de la inspiración en este campo del arte para ver si ustedes consideran si hay una “fuerza externa” que puede ser canalizada y que nos permite, de vez en cuando que salte alguna genialidad, que aunque breve, es un soplo en un instante que nos puede hacer llegar a sentir una realización profunda.

Me voy a referir desde mi experiencia personal, hay cosas que son importantes para que surja lo mejor en el acto creativo. Con esto quiero decir que es mejor estar preparado y dispuesto para ese momento en que soplan las musas. 

La disposición a expresarse por cualquier medio con el fin de canalizar estados internos. Es difícil explicar en pocas palabras lo que significa el refugio de poder dirigir y canalizar las energías tanto positivas como negativas que llevamos dentro, y que, si estuvieran mal enfocadas nos podrían o podríamos “provocar daños”. Se dice que muchas obras de grandes genios han nacido del dolor y la tragedia. Estos pueden ser como móviles que te despiertan. Se puede utilizar el dolor para convertirlo en una obra que pueda inspirar. Aun los estados más adversos y limitantes pueden encauzarse en enérgicas o sutiles movimientos, líneas, frases, balance de colores y sonidos contrastantes de los que de pronto observas germinar equilibrio, la armonía y una plenitud que reconocemos porque canalizamos una descarga energética, que se traduce en un alivio profundo y a veces en éxtasis.

Foto de Guillermo Chaves Hernández, Playa Naranjo, Puntarenas, Costa Rica. 

El conquistar una herramienta para proyectar su ser. Hay un dominio técnico que solo se alcanza con perseverancia y el desafío para superar sus propias limitaciones. En este campo la pericia se adquiere con buena práctica, que no sea la simple repetición, sino un ejercicio para remontarse cada vez a mejores niveles de culminación. Después se convierte en una constante tratar de dar lo mejor de sí que no es más que un reflejo de ser uno en su mejor nivel. Es posible que veamos las respuestas e inventivas con asombro porque son simples genialidades que se expresaron con la mejor herramienta disponible en ese momento, porque la veníamos puliendo con constancia.

Hay factores que secan la creatividad, como las épocas de mucho estrés, pero es necesario no dejar caer la motivación al mínimo por lo que es aconsejable usar o mantener vigentes ciertas técnicas o herramientas para motivarse, visualizar e inspirarse tomándose un buen recreo donde mejor nos sentimos; en el campo. El descanso del estrés es necesario, y para los paisajistas relajarse poniendo los pies descalzos en la tierra o en un riachuelo, es ejercitar los llamados “sentidos o facultades superiores”; la imaginación e intuición. Con ello “hacemos tierra” como un cable neutro. Es decir, encausamos las sobrecargas o desequilibrios para aterrizar en un mejor lugar.

García del Cid dice que “los momentos cumbre de inspiración de los genios…no ocurrieron durante las horas de mayor actividad consciente, sino mientras estaban durmiendo, o en estado sonámbulo o cuando la actividad mental -cerebral- o consciente está bajo mínimos…” Así que hasta un reparador descanso puede hacer fluir las musas.

La constancia en el trabajo, porque es a través de la persistencia que se conquistan los instrumentos con que se construyen nuevos imaginarios. Este empeño en “saber ejecutar” permite lograr mejores niveles de resolución y estimular más la imaginación, muchas veces sorprendiéndose uno mismo del potencial que subyace internamente. El proceso de aprendizaje es también el del crecimiento, aunque no es un camino fácil ni exento de dificultades. Aquí se levantan los cimientos de las consistentes obras que pueden distinguirnos. Esta obra consistente puede ser uno mismo, no hay nada como este empeño de encontrarse con su verdad, ser honesto e íntegro.

La fluidez de las ideas; con buena técnica se pueden lograr buenas obras pero no extraordinarias. Aquí debe incidir un factor externo que permite dar saltos cualitativos y es a lo que llamamos inspiración. Es después de muchas pruebas y errores que surgen obras que superan las anteriores, que son sobresalientes, son cumbres en el proceso de forjar hipotéticas objetividades. Son precisamente las obras que fluyeron conectando mente, alma y corazón con manos diestras. Es el apogeo de la excelencia.

Foto de Guillermo Chaves Hernández. 

El soltarse siendo lo que es.  Inspirarse es una forma de canalizar y en su forma simple es creatividad. Esta es una manera de traer información de alguna otra forma de realidad, ya que en el fondo es la habilidad para conectarme con mi propia energía. Soltarse y fluir permite disfrutar de un viaje de crecimiento y descubrimiento personal muy intenso. Puedes sorprenderte de la sinfonía de ideas que se decantan en múltiples colores y melodías cuando llegas a ser un buen compositor-intérprete.

El descubrir el silencio. Llegas a la conclusión con casi cualquier medio que utilices, de que es tan importante el tema como el espacio vacío en el que resalta. Igual que en la música, es en el silencio entre notas el que crea las posibilidades sonoras de las melodías. Hay que honrar los vacíos. Muchas veces le tememos al espacio vacío y no visualizamos su energía potencial, no apreciamos la belleza de la superficie vacía. Es igual que cuando entendemos el potencial del silencio porque nos adherimos a su serenidad. Es un silencio fértil donde las palabras no llegan y que si lo sabemos escuchar nos permite confiar y fluir.


Inspirarse es vivir tu propio proceso. Pude llegar a entender que es un mal punto de partida el hacer obras para los otros, pensando en sus gustos y afinidades. Se puede hacer si tienes que comer, pero aun así puedes transmitir tus ideas y dar lo mejor. Sincerarse es procesar tus propios miedos, problemas y bloqueos, con ello te vuelves claro como persona y por lo tanto más completo e íntegro. Hay que activar el vínculo entre pensamiento y emoción, dejarse llevar sin que importe lo que los demás piensen o digan, lo importante es que te observes y profundices y que al final estés absolutamente satisfecho de haberte cumplido a vos mismo.

Foto de Guillermo Chaves Hernández.